El contraataque

Las nuevas derechas regionales crecen a partir de una agenda institucional y anti-corrupción y la decisión de aceptar el piso de derechos sociales construido en la última década. Aunque incipiente, su ascenso obliga a repensar los modos de definirlas.

Las derechas latinoamericanas debieron lidiar en estos años con importantes desafíos: si ya habían superado en buena medida el lastre de su pasado autoritario, la década del 2000 trajo una hegemonía de gobiernos de izquierda y nacional-populares poderosos electoralmente, que hicieron del neoliberalismo su principal antagonista.

"El posconflicto en Colombia no se puede construir con las categorías que crearon el conflicto"

"El gobierno de Juan Manuel Santos se empecina en no negociar el modelo económico basado en las locomotoras minero-energéticas y de la agroindustria que han creado una desigualdad impresionante" en Colombia, refirió durante su charla magistral titulada "Desde abajo, por la izquierda, y con la Tierra: la diferencia latinoamericana", el antropólogo y catedrático universitario Arturo Escobar, en el marco de la VII Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales realizada en Medellín entre el 9 y el 13 de noviembre, bajo la organización de CLACSO.

En ese sentido, el científico social dijo que "el posconflicto en Colombia no se puede construir con las categorías tradicionales de desarrollo y representación políticas que fueron precisamente las que generaron el conflicto".

Destacó que esas formas tradicionales que eufemísticamente denominan "desarrollo" han servido para "la ocupación de los mundos y de las vidas de la gente" para facilitarle al capitalismo "la acumulación por desposesión", como diría el geógrafo inglés David Harvey.

La clave del protagonismo popular

Recientemente algunos intelectuales que se autodefinen de izquierda o centro-izquierda, anunciaron que estábamos a las puertas del fin del ciclo de los gobiernos progresistas, caracterizado por el agotamiento de sus programas neodesarrollistas –que incluyen el extractivismo‑, y su “ineficiente” capacidad de gestión. Es de esperar entonces, según ellos, una avanzada de la derecha en la región, situación que configuraría un nuevo mapa político en Latinoamérica. Con este discurso “visionario”, apuntalado por el conocimiento de los planes geopolíticos del imperio para la región, tales intelectuales contribuyeron a instalar y “naturalizar” en la opinión pública el advenimiento del fin de los gobiernos populares y su reemplazo “inevitable” por gobiernos de derecha, presentándolos incluso como una “saludable alternancia”. Vale entonces compartir reflexiones acerca de este diagnóstico y su sentencia.

Según CEPAL y OIT, Argentina es el país de la región que más redujo el desempleo

La Argentina es el país de América del Sur que más redujo el desempleo y uno de los tres que en Latinoamérica, donde la desocupación registró un descenso, a diferencia del resto, que mostraron aumentos en las tasas de inactividad de sus trabajadores, aseguraron en forma conjunta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Soberanía cognitiva y tecnológica, e integración

En el marco del nuevo ordenamiento regional y global, marcado por la rápida transición hacia economías basadas en el conocimiento y altas tecnologías, que se junta a la exigencia de buscar respuestas a las diversas crisis globales (económica, climática, energética…), es cada vez más evidente que ningún país puede prescindir de desarrollar conocimientos propios y capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI), sin lo cual arriesga profundizar la dependencia y agudizar la desigualdad.

De hecho, entre los países de la región existe un creciente reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo regional, basado en la producción y exportación de commodities y materias primas y la alta dependencia tecnológica frente a las economías más desarrolladas, se vuelve insostenible.

Esta dependencia de una ciencia y tecnología impulsada por países con economías avanzadas dificulta, justamente, que la región pueda responder adecuadamente a sus propias prioridades y las necesidades particulares de sus pueblos. Toda vez, muy pocos países del Sur en forma aislada podrán responder adecuadamente a este reto, ya que implica grandes inversiones y economías de escala. Es por ello que, en el marco de los procesos de integración en América Latina y el Caribe (ALC), se están intensificando esfuerzos para abordar la problemática en forma conjunta.

Colombia: la proximidad de la paz y el cambio de época en América Latina

Colombia, el segundo país más poblado de la América del Sur después de Brasil, con un territorio de enormes contrastes geográficos, con costas en los dos grandes océanos de la Tierra, el Pacífico y el Atlántico, con grandes recursos naturales minerales y de flora y fauna, tiene un potencial que la guerra interna ha atrofiado durante toda la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI.

Rafael Correa considera que América Latina se encuentra ante un cambio de época; es decir, estamos en un momento histórico en el que están teniendo lugar cambios inéditos hasta ahora, que pueden cambiar el perfil de nuestro continente.

¿El final del ciclo (que no hubo)?

Frente a las dificultades de los gobiernos posneoliberales en varios países, algunos, con cara de arrepentimiento y voz grave, lamentan lo que sería el final del ciclo de los gobiernos progresistas en América Latina, sumándose, una vez más, a las voces de la derecha. Un ciclo que ellos nunca reconocieron que hubiera existido.

Antes, se decía que nunca había existido ruptura alguna, que los nuevos gobiernos eran la continuidad de los anteriores, tan neoliberales como aquellos. La Venezuela de Hugo Chávez reproduciría la de los gobiernos de Acción Democrática y de Copei.

Geopolítica de América latina: entre la esperanza y la restauración del desencanto

Para poner punto y final a cualquier ciclo histórico de transformaciones se precisa enterrar definitivamente el sentido del cambio preeminente en dicho proceso. No se puede pasar la página de cualquier época si no es cavando la tumba de los factores esperanzadores de la misma. Así es. Cualquier deseo de nuevo tiempo ha de construirse sobre las ruinas del pasado. Esto es lo que actualmente se atisba en el fondo del tablero geopolítico en América Latina: el intento desesperado de algunos sectores de acabar con aquello que se iniciara con el siglo XXI a lo largo y ancho de la región. Algunos le llaman (intento de) restauración conservadora; otros reflujo de los proceso de cambio; los más osados optan por el “fin de ciclo”.

Bicentenario de la Carta de Jamaica

A los latinoamericanos de hoy la Carta de Jamaica nos sorprende por su vigor intelectual, pero también nos señala algunas rutas conceptuales y metodológicas. La primera de ellas es que nos incita a pensar en nuestra América antes que en nuestras pequeñas patrias particulares. La segunda, que nos invita a mirar a América Latina como una sola nación.