Las falsas fotos sobre Venezuela

“Esto fue hecho por los ‘Humanistas’ pacíficos del Criminal fascista Régimen Asesino del PSUV. Merecen perdón?”, tuiteó esta semana, junto con una foto, Pedro Alvarez, cuyo perfil tiene la bandera venezolana. Las fotos son dos, en realidad, un antes y un después. El “antes” es de una foto carnet de un joven delgado y pálido. El “después” es el mismo joven pero completamente edematizado, hinchado hasta reventar, con los ojos cerrados por los moretones que lo vuelven morado. La foto, en realidad, no pertenece a un estudiante venezolano, sino a un joven español, Unai Romano, a quien en 2005 la policía de su país detuvo y torturó."

La amenaza fascista

La escalada desestabilizadora que actualmente sufre la Venezuela bolivariana tiene un objetivo no negociable: el derrocamiento del gobierno de Nicolás Maduro. No hay un ápice de interpretación en esta afirmación. Fue expresada en reiteradas ocasiones no sólo por los manifestantes de la derecha sino por sus principales líderes e inspiradores locales: Leopoldo López y María Corina Machado. En algunas ocasiones se refirieron a sus planes utilizando la expresión que usa el Departamento de Estado: “Cambio de régimen”, forma amable de referirse al “golpe de Estado”. Esta feroz campaña en contra del gobierno bolivariano tiene raíces internas y externas, íntimamente imbricadas y solidarias en un objetivo común: poner fin a la pesadilla instaurada por el comandante Hugo Chávez desde que asumiera la presidencia, en 1999.

Golpes, “guerritas” y video-política

La calle en Venezuela ha sido incendiada nuevamente por los sectores más radicales de la ultra-derecha. Con puntos en varios estados, este movimiento táctico intenta forzar la dimisión del gobierno del presidente Maduro, basado en una presión violenta en forma multi-focal, pretendiendo hacer ingobernable el país. Se plantean dos rutas para un escenario post-chavismo en este episodio: Una corta que concluiría con el Golpe de la “Sociedad Civil”, que aspira la captación de elementos militares que rompan con la unidad de las Fuerzas Armadas para una transición (pseudo constituyente) y, la de mediano plazo donde se desgasta al gobierno de cara al referéndum en un año no electoral, sacándolo de la resolución de los problemas estructurales / coyunturales de la gestión.

El proceso de cambio en Bolivia

Desde el año 2006 se viven en Bolivia profundos cambios, como parte de un proceso de refundación y descolonización estatal, que implican una serie de transformaciones políticas, económicas y sociales.

Partiendo del enfoque de Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson (2001, 2003, 2004, 2012) de que sólo instituciones con ciertas características pueden facilitar el crecimiento económico, estudiaremos hasta qué punto la nueva Constitución Política del Estado aprobada en el año 2008 sienta las bases para un cambio institucional en términos de: a) el reconocimiento de derechos perdidos de los pueblos excluidos, b) la generación de escenarios de participación política y de inclusión de los sectores marginados de la sociedad y, c) mayor igualdad de oportunidades para gran parte de la sociedad boliviana.

Discurso de Dilma Rousseff

Comunidade dos Países Latino-Americanos e Caribenhos, a nossa Celac,

Senhor secretário-geral da ONU. Ao cumprimentar o senhor Ban Ki-moon, cumprimento e saúdo os dirigentes dos organismos internacionais aqui presentes.

Senhoras e senhores ministros de Estado e integrantes das delegações dos países-membros da Celac e convidados especiais,

Senhoras e senhores,

Discurso de Rafael Correa

Estimados colegas, queridas amigas y amigos:

Uno de los más grandes hijos de esta bella tierra –hoy celebramos el día de su nacimiento-, José Martí, expresó con palabras sencillas la esencia de lo que nos congrega hoy aquí; cito: "Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen".

Estoy seguro de que todos los presentes son de “los que aman y fundan”: aman el Sueño de los Libertadores y fundan esta Patria Grande…

Ocultar a la Cumbre de CELAC con una cortina de silencio

Hay silencios que dicen mucho, que muestran la falta de respuestas y alternativas. Eso me digo después de haber seguido (desde lejos) la segunda Cumbre de los 33 países que componen la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que tuvo lugar en la Habana, Cuba, y de lo que publicaban o no publicaban los poderosos grupos de prensa en gran parte del mundo norteamericano o europeo, esos que “forman la opinión pública” mundial para confirmar cotidianamente que “no hay alternativa” al orden neoliberal, como decía Margaret Thatcher.

Que 33 países de América Latina y el Caribe hayan decidido comprometerse para que en la región "se consolide una zona de paz, en la cual las diferencias entre las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el derecho internacional", y que hayan integrado en el proyecto las reivindicaciones y agendas de los pueblos indígenas y afroamericanos, y comenzar a realmente proteger el medio ambiente, no fue noticia importante ni objeto de un serio análisis en la casi totalidad de los concentrados medios de prensa en América del Norte o de Europa.

El mismo silencio cómplice se manifestó de manera general en los poderosos monopolios mediáticos de países latinoamericanos, como oportunamente señaló la Presidenta Cristina Fernández a través de su cuenta Twitter: “Cuando habla en la segunda cumbre de la CELAC, en La Habana, junto a más de treinta Jefes y Jefas de Estado, tres reuniones bilaterales con Jefes de Estado: México, Venezuela, Uruguay, Clarín y La Nación mutis por el foro”.

En realidad, si lo vemos a partir de cierto realismo, no les quedaba otra que tratar de impedir la merecida difusión de lo que se dijo y se acordó en la Cumbre de la Habana, especialmente cuando esos monopolios mediáticos defienden las políticas de Estados Unidos (EE.UU.) y sus aliados que para imponer la tiranía de los mercados autorregulados intervienen en sangrientos conflictos creados a partir de planificadas disputas religiosas y étnicas en países del Oriente Medio y África, todos ellos con un potencial de terminar convirtiéndose en guerras regionales.

Quizás no se recuerde lo suficiente, pero una de las principales razones no invocadas de EE.UU., Francia e Inglaterra para derrocar y asesinar al Presidente libio Muammar Gaddafi fue la política que siguió, apoyada con financiamiento a partir de la Declaración de Sirtre, para fortalecer y asegurar mediante la Unión Africana y un sistema monetario propio, la unidad e independencia del Continente africano.

Todo esto también explica que en su Discurso del Estado de la Unión el Presidente Barack Obama no mencionara a la reunión de la CELAC y ni siquiera a un solo país latinoamericano o caribeño, aunque pensándolo bien eso ha sido algo bueno, porque los únicos países mencionados por Obama, de Asia Central, el Oriente Medio y África, y a Ucrania en Europa, en todos ellos hay conflictos militares o golpes de Estado en curso, y en los cuales EE.UU. y sus aliados participan activamente.

Comparemos el discurso de Obama con algunas de las conclusiones que al cierre de la Cumbre de la CELAC leyó el Presidente cubano Raúl Castro, por ejemplo “el compromiso permanente con la solución pacífica de controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del uso de la fuerza de la región, así como con el estricto cumplimiento de su obligación de no intervenir, directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos la necesidad de fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo”.

Analizando esto desde la perspectiva y la experiencia de haber cubierto en Norteamérica la última etapa de la Guerra Fría, la política contra la Revolución Cubana y toda la guerra sucia en Centroamérica, no me cabe la menor duda que si en Washington adoptaron la política de silencio debe ser, también, porque se han dado cuenta que la CELAC no es un cascaron vacío, algo que pueden destruir fácil y rápidamente con la propaganda y las falsedades de siempre, sino que se está frente a la manifestación concreta del común acuerdo de 33 gobiernos.

Gobiernos que, como fue señalado por los mismos jefes y jefas de Estado o de gobierno, en muchos casos tienen posiciones políticas muy diferentes, con algunos de esos países formando parte de tratados comerciales o de las estrategias de liberalización comercial y de inversiones promovidas por Washington, pero que en su conjunto están interesados –o no pueden dejar de estarlo- en que prosperen las iniciativas de integración y de unidad regional que fueron creadas y desarrolladas a lo largo de los últimos años para desplegar el potencial común en materia económica, social, política y cultural.

Este silencio mediático también se explica en la falta de interés en Washington en que se expongan y analicen a la luz pública los por qué del común acuerdo de los 33 países para excluir a EE.UU. y a Canadá de esta organización.

Este análisis podría revelar que la exclusión es un bien reflexionado y maduro rechazo a la tradicional prepotencia e injerencia estadounidense en los asuntos internos de nuestros países, a la política que Washington viene aplicando contra Cuba desde hace más de medio siglo, directamente y a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), a la complicidad de EE.UU. para que el Reino Unido siga ocupando las Islas Malvinas, a las políticas de apoyar a rajatabla a las transnacionales petroleras, mineras o del agronegocio que están destruyendo el medio ambiente y las comunidades sociales en varios países, al sistema financiero que controlan y nos está estrangulando, y también –entre muchas cosas más- porque ya se abrió paso la consciencia de que los dos países excluidos no son ni pueden ser nuestros modelos y árbitros en materia de democracia, de funcionamiento político o institucional, y menos aún de las políticas sociales y económicas.

Es por todo esto y mucho más que, con todas las limitaciones que la CELAC pueda tener desde el momento en que responde a la realidad concreta, hay que leer y recomendar una atenta lectura de la Declaración de La Habana de la CELAC, y de las declaraciones e intervenciones de los jefes de Estado y de gobierno que participaron.

Montreal, Canadá

Discurso de Evo Morales

Muchas gracias, hermano Piñera presidente de Chile, saludar a todo el equipo que acompaña en esta excelente organización de dos cumbres como así a todos los hermanos presidentes.

A todos los hermanos presidentes, presidentas, vicepresidentes, cancilleres y todas las delegaciones presentes en esta cumbre de Celac.

Declaración final - II Cumbre CELAC

Reafirmando la vigencia del acervo histórico de la Comunidad, integrado, a su vez, por el acervo histórico del Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre desarrollo e integración y por las Declaraciones, Comunicados Especiales y decisiones aprobados en la I Cumbre de la CELAC, celebrada en Santiago de Chile, los días 27 y 28 de enero de 2013; en la Cumbre Fundacional de Caracas, el 3 de diciembre de 2011; en la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, realizada en la Riviera Maya, Cancún, México, el 23 de febrero de 2010; en las Cumbres de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, iniciadas en Salvador de Bahía, Brasil, los días 16 y 17 de diciembre de 2008; y en el proceso de convergencia que dio paso a la CELAC.