Argentina, la peor de todas

El llamado Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) informó que, según sus cálculos, hay 11 millones de pobres en la Argentina, el 26,9 por ciento de la población. Casi simultáneamente, la agencia Standard and Poor’s ubica a nuestro país en el último lugar de una lista de naciones latinoamericanas organizada según la “seguridad” que ofrecen a los inversores. Chile, para S&P, es el más confiable y Argentina, la peor de todas.

Para la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación

Don Arturo Jauretche decía que la economía es sencilla, que la vuelven compleja oscuros intereses que se defienden a costa de la población. Esto es, en nuestro país, y lo demuestran los gobiernos populares de Yrigoyen, Perón, Illia, el primer año del gobierno de Alfonsín, y ahora los Kirchner, la economía crece si crece el consumo. Y el consumo se incrementa si se incrementan los salarios, y esto se debe a que en torno del 75% de lo que producimos va al mercado interno, por lo que es el mercado interno el primer y principal estímulo de la producción, que se producen y se ofrecen bienes y servicios para satisfacer las necesidades de nuestra población.

Impacto real del aumento de la asignación universal por hijo

Lo primero que cabe mencionar es que la elevación del beneficio a 644 pesos a partir de junio de 2014 significa un incrementó real de 37,5% respecto al mes anterior.

Las evidencias disponibles indican, también, que el incremento del miércoles pasado no sólo fue el más elevado en términos nominales sino también en términos reales, alcanzando su poder adquisitivo más alto desde que se instituyó la AUH. Tal es así que ascendió 23,5% en términos reales desde que se instituyó la AUH en noviembre de 2009, y es un 4,3% superior al valor real de junio del año pasado, mes en el que se había aumentado la AUH 35,3% en términos nominales.

La corrección introducida en el cálculo del Producto Bruto

Siguiendo las directivas técnicas y bajo el control del Fondo Monetario Internacional se introdujeron cambios en la elaboración de las cuentas nacionales que automáticamente generaron una serie de efectos colaterales.

El jueves 24 de marzo ppdo., el titular de la cartera de Economía, Axel Kicillof, sorprendió a todos anunciando que la adopción de las modificaciones metodológicas impuestas por el F.M.I y otros centros especializados de prestigio mundial (Naciones Unidas, Ocde, Banco Mundial y Eurostat) habían inducido a reducir la tasa de crecimiento “a sólo el 3.0%”.

Empresas del Estado

La promoción de la restauración conservadora cuestiona de una u otra forma la intervención del Estado en la economía. La prédica es constante sobre el agobio impositivo, la restricción de la libertad de mercado que desalienta a empresarios, el despilfarro de recursos en el gasto social o la inconveniencia de manejar empresas que deberían estar en manos del sector privado. En cada uno de los debates económicos en el espacio público subyace el rol adjudicado al Estado en el funcionamiento de la economía. Una visión esquemática dice que el Estado es ineficiente y que el capital y la iniciativa privada son más eficaces para garantizar el desarrollo, y viceversa. Existen casos que avalan una u otra posición, lo que altera el espíritu de quienes no admiten matices. En ese escenario de tensión de construcción del sentido común, por grado de penetración e influencia, la corriente antiestatista tiene mayor participación, sólo compensada por la memoria histórica de la devastación de la experiencia neoliberal y por el actual despliegue de una gestión pública ofreciendo buenos resultados en términos de bienestar social. Aunque les produzca urticaria a los sectores conservadores, la recuperación estatal de empresas manejadas por privados no sólo ha significado una mejora en la ecuación económica, sino también en la social y en la ampliación de servicios públicos esenciales para la población.