Índice de confianza

El esperado debut del nuevo índice de precios podrá posibilitarle al Gobierno restituir la confianza en las cifras oficiales de inflación, pobreza e indigencia. Por qué no eran confiables los indicadores, tanto previos como con posterioridad a la intervención.

El 3,7% se convirtió en la cifra de la semana. Con un dólar oficial y paralelo estable, y con tendencia a la baja, el guarismo del nuevo Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (Ipcnu) para el mes de enero adquirió el mayor protagonismo, y parece haber superado el examen de ingreso tanto para oficialistas como opositores. La cifra, presentada el pasado jueves por el ministro de Economía, Axel Kicillof , junto a los directores del Indec, Ana María Edwin y Norberto Itzcovich, quedó lejos del maquillaje efectuado durante los últimos siete años, pero aun siendo alta en términos absolutos, fue menor a la que expusieron consultoras privadas y un sector de la oposición, los cuales la ubicaron por encima del 4%.

La moneda y la inflación

Los economistas neoliberales, inspirados por la teoría monetarista, sostienen que la cantidad de moneda circulante determina el nivel de precios y postulan que la inflación resulta del déficit presupuestario financiado por la creación monetaria. Esto les permite afirmar que el Gobierno es el responsable del incremento de los precios al consumidor. En realidad, los precios los fijan las empresas, sobre todo en una economía dominada por oligopolios, que son la forma habitual de la organización de los mercados. Vamos, por lo tanto, a analizar la validez de la hipótesis de la inflación monetaria desde el punto de vista de la ciencia económica y de la economía política.

Argentina en la posconvertibilidad: ¿desarrollo o crecimiento industrial?

La implosión del régimen de convertibilidad de principios de 2002 devino en un proceso de modificaciones radicales en la estructura de precios relativos enmarcado en una profunda retracción de la economía en general, y del sector manufacturero en particular. La convergencia de una fuerte devaluación de la moneda local con altas tasas de inflación, el intenso deterioro que experimentaron los salarios reales y la elevada ociosidad de la capacidad productiva fabril sentaron las bases para el despliegue inicial del tradicional comportamiento contracíclico de las exportaciones, especialmente agroindustriales. En los años sucesivos, se afianzaría aún más el rumbo de crecimiento industrial favorecido por la vigencia del tipo de cambio alto y los bajos costos salariales.

Europa en riesgo de deflación

A nadie le gusta que suban los precios, pero hoy los 17 países de la Eurozona temen lo contrario: la deflación. En octubre, la inflación interanual se redujo hasta el 0,7 por ciento, el nivel más bajo desde 2009, muy lejos de la meta del 2 por ciento que tiene el Banco Central Europeo. Si a esto se le suma que, según los datos difundidos, el crecimiento descendió a un 0,1 por ciento, el panorama apunta a uno de los fantasmas más temidos: una combinación de estancamiento y deflación como la vivida por Japón desde principios de los ‘90. El Banco Central Europeo sorprendió a los mercados hace más de una semana bajando la tasa de interés de 0,5 a 0,25 por ciento, y dio un respiro a su sector exportador. Pero en entrevista con Página/12, Simon Tilford, subdirector del Centre for European Reform, en Londres, consideró que no será suficiente.

Puja distributiva e inflación

En el suplemento Cash se han publicado varios artículos sobre oligopolios e inflación. Uno de ellos, partiendo de un trabajo del Estudio Bein sobre la evolución del salario real de los trabajadores y de los “márgenes unitarios” de los productos del sector industrial para los últimos diez años, arriesga algunas conclusiones sobre quiénes resultaron los verdaderos ganadores en la puja distributiva y además considera que la inflación no puede ser atribuida a la acción remarcadora de los oligopolios o monopolios, sino que éstos perdieron en la puja distributiva; aunque no todos hayan perdido por igual. Frente a postulados de tal magnitud, intentaré volcar algunas reflexiones con el ánimo de aportar al debate sobre cuestiones que hoy ocupan un lugar importante en la confrontación ideológica.

Informe de Coyuntura Nº 14

La consolidación del crecimiento económico, por un lado, y la reducción de la desocupación junto a un incremento de los salarios superior al ritmo inflacionario, por otro, constituyen dos de los procesos relevantes y positivos del primer semestre de 2013.

A su vez, el comportamiento de la ocupación y de los salarios preanuncia un mejoramiento de la participación de los asalariados en el ingreso, que ya había comenzado en 2012, debido a que ambas variables están evolucionado por encima del crecimiento de la actividad económica.

Donde se cruzan periodismo e informática

El modelo de negocios de las grandes empresas que ofrecen generosamente servicios a cambio de husmear en nuestras vidas, el espionaje informático revelado por Edward Snowden y demás gracias digitales, se cruzan en la cara oscura de la red de redes; invaden y utilizan en forma permanente nuestra intimidad digital. Pero también existe una faz más luminosa, un vaso medio lleno (o tal vez un cuarto lleno). Es que la red de redes permite también organizar acciones concretas a escala masiva que pueden escapar a esos mismos controles. Ríos de bits han corrido sobre el rol de Internet en la construcción de alternativas sociales, pero vale la pena detenerse a analizar uno de los modernos fenómenos que la tecnología ha permitido: el periodismo de datos, es decir, la capacidad de gestionar ingentes cantidades de información que estaba dispersa en Internet para darle sentido y presentarla de forma coherente.

“Inflación inercial”

¿Qué evaluación hace sobre la dinámica de precios actual?

–Es necesario bajar los niveles de inflación. En primer lugar hay que aclarar que la inflación que tenemos ahora no tiene nada que ver con los registros históricos. Nosotros tuvimos el siglo pasado el record mundial de inflación como consecuencia de la inestabilidad institucional y los desórdenes macroeconómicos. Esos dos factores no existen en la actualidad. Lo que hay es básicamente una inflación inercial. La sociedad incorporó la idea de que los precios suben el 20 por ciento y sobre ese nivel se discute la distribución del ingreso. Eso da ajustes de salarios promedio del 25 por ciento que llevan la inflación a niveles semejantes. Por eso una mesa de diálogo continúa en el marco de señales contundentes que puede contribuir para desactivar la inflación inercial. No hay riesgos de desborde hiperinflacionario.